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NOSOTROS TAMBIEN ESTAMOS HARTOS
Artículo de Opinion por Carlos Málaga
Lo que está ocurriendo en la Puerta del Sol de Madrid con las protestas del movimiento del 15-M, es relevante.
Al margen de lo que le suceda después de las elecciones del 22-M, y analizando el hecho con objetividad, ya, hoy, con lo ocurrido, ha de considerarse importante.
No se sabe bien lo que quiere esa gente, amalgama improvisada y asamblearia, pero se escucha perfectamente lo que expresan.
Si nos acercamos a la noticia, que ya está teniendo enorme repercusión internacional y obteniendo adhesiones de personajes e intelectuales notables, no podemos dejar de sentir cierta simpatía, porque lo que sale de allí, no es más que un grito de hartazgo. “¡Estamos hartos!”, es la consigna mas coreada.
Solo un momento de reflexión basta para pensar: ¿Y quien no está harto en este país? Y a continuación surge una nueva pregunta: ¿hartos, de qué ó de quién?
En la prensa, en declaraciones individuales, en entrevistas, etc., están apareciendo tumultuosamente razones que intentan explicar esta protesta. Hay algunas razones unánimes:
• Hartazgo por una situación económica (crisis), social (paro) y de expectativas (sobre todo en los jóvenes), vinculada a, y creada (por acción u omisión) por una clase política cada vez más alejada de la realidad de la gente, a la que no escuchan, ni miran, ni preguntan, porque les es molesta.
Los partidos políticos se han transformado en la casi única forma de participación social con capacidad efectiva de cambiar la realidad. ¿Es esto bueno? ¿O es necesario un cambio que fomente la participación ciudadana a todos los niveles, pero sobre todo en las Instituciones Públicas? Una nueva “conciencia social” surgida de esta vapuleada sociedad civil y alejada de la “partidocracia”, es obligada.
• Hartazgo por las medidas, acciones y decisiones de esa “clase política”, que muchas veces esconden intereses espurios, o no son las más necesarias ni valientes, o perjudican gravemente a la gente, o son las más electoralistas u oportunistas, cuando no claramente delictivas. Y que además, a estas alturas, no parece que solucionen nada.
• Hartazgo, por fin, hacia la “clase política” por tomarnos y tratarnos como idiotas, por engañarnos y no cumplir las promesas adquiridas, los acuerdos ni los compromisos.
Hoy es moneda corriente entre los políticos no cumplir los pactos, y por los ciudadanos comunes es muy difícil pedirles responsabilidades, salvo en los períodos electorales.
Nos hallamos en la época en la que los políticos crean, con estos vaivenes de medidas contradictorias, inseguridad jurídica y están alentando que la sociedad valore como papel mojado los compromisos. ¿A dónde nos conducirá esto?
Lo que firman, acuerdan y se comprometen hoy, son capaces de cambiarlo al mes o al día siguiente, sin el menor pudor ni sonrojo, sin la menor repercusión o protesta. O lo que es peor, no se cumple. Y a eso nos estamos acostumbrando. Nos están acostumbrando.
A todos se nos ocurren ejemplos que explicarían con claridad cada uno de estos hartazgos.
Encuesta tras encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), la “clase política”, ¡sí!, los políticos, no la democracia, ni el sistema de partidos, ni el ejercicio de la política, los políticos, significan la 3.ª preocupación de los españoles tras la economía y el paro.
¿Es que no se dan cuenta de nada? ¿Es que no nos damos cuenta de nada?
Vivimos un nuevo “despotismo ilustrado” (mas despótico que ilustrado) y hoy está más vigente que nunca, desgraciadamente, la frase de Federico II de Prusia que se utiliza para definir ese movimiento: “Todo para el Pueblo, pero sin el Pueblo”.
Generalizando y por tanto con laudables excepciones (las menos), es necesario hacer notar que la dedicación a la política cada vez exige menos experiencia profesional y vital, menos conocimientos, aptitudes y actitudes.
Los políticos se han convertido (cada vez más), en profesionales de la política desde el comienzo de su andadura vital y profesional.
Se echan de menos estadistas y abundan los mediocres y arribistas que utilizan la política para vivir o beneficiarse,
Sin ambages: a la gente con verdadera valía, con capacidad, con coraje y decisión, útiles para el servicio público, para ejercer el poder político, cada vez le repugna más este ambiente político actual.
Viñeta de Forges, publicada por el diario El País el 08/05/2011
El movimiento del 15-M de la Puerta del Sol de Madrid tiene un slogan que dice: “¡Democracia real, ya!”
Es urgente avanzar en una democracia en la que los ciudadanos puedan, de verdad, juzgar a los políticos por los hechos y por sus resultados y tengan la capacidad de pedirles cuentas y no solo votar cada cuatro años. Por cierto ¿Qué democracia real existe en el seno de los partidos políticos?
Lo que ocurre en la Puerta del Sol refleja un poco el estado de los españoles.
Creo, sin equivocarme, que los ciudadanos españoles están descontentos.
En nuestro ámbito, el sanitario, muchísimos colectivos lo expresan.
Creo que nosotros, el colectivo de la Inspección Sanitaria de Madrid, también estamos hartos.
A todo el que conozco o pregunto, me transmite con amargura que ha llegado al hartazgo pasando previamente por la desesperanza mantenida.
Y no somos jóvenes desempleados, ni “ni-ni”, ni antisistema.
Gente como nosotros, la mayoría funcionarios de carrera de la Administración, esta cohorte de profesionales de la Inspección Sanitaria de Madrid con más de 25 años de experiencia de media y que frisa los 50 años, ha tenido que echarse a la calle con pitos, batas y megáfonos para expresar su malestar. Cada uno con sus ideas políticas, cada uno con su situación y punto de vista, pero homogéneamente disconformes y hartos.
Viñeta de El Roto, publicada por el diario El País el 12/04/2011
Como los manifestantes de Sol, no cuestionamos las reglas de juego, mas al contrario como funcionarios somos gente leal en el trabajo y con el servicio público al que nos debemos (cuestión esta nunca bien valorada por nuestros superiores, que utilizan las mismas coordenadas que han posibilitado sus nombramientos, para juzgar lealtades con el prisma político en vez de con el profesional).
Nos diferenciamos de los manifestantes de Sol en una cosa: tenemos claro lo que queremos:
• ¡Carrera Profesional ya! Retribuciones homogéneas a las de los demás compañeros médicos y enfermeros de la Comunidad de Madrid, con pareja titulación, dedicación, experiencia, profesionalidad y exigencia en los requerimientos para el acceso al puesto de trabajo.
• Dignificación profesional. Reglamentación del trabajo, clarificación de nuestras actuaciones, protocolización de procedimientos, etc., e impulso definitivo de la actuación inspectora sanitaria pública, hacia el control, vigilancia y supervisión con reglas claras, de las prestaciones y servicios sanitarios tanto públicos, como gestionados o financiados con dinero público.
• Política razonable e incentivadora de Recursos Humanos de la Inspección. Sistemas profesionalizados de acceso a la Función Inspectora y al ejercicio de la misma. Política de promoción, movilidad interna y cobertura de puestos de trabajo. Definición de una verdadera carrera profesional.
De todo ello, se han hecho por nosotros, multitud de propuestas leales y constructivas que no han avanzado nada en años. De todo ello hay buenas palabras y también compromisos y algunos de ellos escritos y firmados al más alto nivel de decisión. No se han cumplido.
De todo ello se ha rebajado nuestro nivel de expectativas y cada mañana acudimos a nuestro puesto de trabajo, algunos, los menos, con la esperanza de un cambio.
¿Es tan absurdo e imposible lo que deseamos?
¿Quién, con mediana lucidez, puede estar en desacuerdo con estas peticiones?
Después de las transferencias sanitarias en enero de 2002, la pendiente descendente de la Inspección Sanitaria es clara. Nueve años son muchos años.
¿No es hora de expresar también, como mínimo, nuestro hartazgo?
Nosotros también estamos hartos.
Yo voy a la Puerta del Sol.
Carlos Málaga Tello, es Médico Inspector de la Consejería de Sanidad de Madrid y Especialista en Gestión Hospitalaria.